jueves, 22 de enero de 2015

Ausencia de servicios de geriatría de referencia

La cartera de servicios comunes de atención primaria contempla la atención a personas mayores que debe abarcar lo siguiente:
1.Actividades de promoción y prevención en relación a:
◦Alimentación saludable y ejercicio físico.
◦Identificación de conductas de riesgo.Prevención de caídas y otros accidentes.
◦Detección precoz del deterioro cognitivo y funcional.
◦Detección precoz del deterioro físico, con especial énfasis en el cribado de hipoacusia, déficit visual e incontinencia urinaria.
◦Consejo y seguimiento del paciente polimedicado y con pluripatología.
2.Detección y seguimiento del anciano de riesgo, según sus características de edad, salud y situación sociofamiliar.
3.Atención al anciano de riesgo: Valoración clínica, sociofamiliar y del grado de dependencia para las actividades de la vida diaria. Esta valoración conlleva la elaboración de un plan integrado de cuidados sanitarios y la coordinación con atención especializada y los servicios sociales, con la finalidad de prevenir y atender la discapacidad y la comorbilidad asociada.
4.Atención domiciliaria a personas mayores inmovilizadas, incluyendo información, consejo sanitario, asesoramiento y apoyo a las personas vinculadas al paciente, especialmente al cuidador/a principal.La atención geriátrica constituye una asignatura pendiente en nuestro país. todavia existen zonas en las que faltan servicios de geriatria de referencia.
Así, en muchas ocasiones, cuando los profesionales de atención primaria se ven desbordados por la complejidad de determinados pacientes geriátricos y deciden consultar con atención especializada, suele ocurrir que los portadores de ciertos problemas como son por ejemplo la pluripatología, las caídas, la incontinencia urinaria, el deterioro funcional o mental de reciente aparición no son bien recibidos por las especialidades médicas habituales, ya que no se encuentran específicamente preparadas para resolver problemas de esta índole. En otros casos, se intenta aplicar a personas de edad muy avanzada una serie de soluciones que si bien resultan útiles en edades anteriores no son ya prácticas en este grupo de edad, como por ejemplo programar traslados diarios en ambulancia de personas incapacitadas para realizar unos minutos de rehabilitación, o solicitar citaciones en las consultas de múltiples especialistas que transforman la búsqueda de diagnóstico en un difícil y molesto peregrinaje, o la prescripción de medicaciones de manejo demasiado complicado para la situación mental o sensorial de algunos pacientes, etc.
Se da el caso, frustrante para el profesional de atención primaria, que una vez detectado un problema, éste no puede ser solucionado por no existir un servicio de geriatría de referencia donde aplicar los medios para el tratamiento, con lo que existe el riesgo real de desánimo de búsqueda de problemas de salud que no van a poder tratarse posteriormente. Esto es especialmente frecuente en casos de necesidad de recuperación funcional/rehabilitación, incontinencia urinaria, inmovilismo y deterioro cognitivo.
Otro problema de consecuencias similares es la derivación o consulta «tardía» al servicio de geriatría, si se tiene la fortuna de tenerlo, cuando poco puede hacerse ya por la mejoría del paciente.

Este hecho ocurre a causa de la imagen «protésica» o «paliativa» que tiene la especialidad en nuestro país.

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