jueves, 26 de marzo de 2015

Mieloma múltiple


El mieloma múltiple es una neoplasia o cáncer  de la sangre que afecta a las células plasmáticas, un tipo de glóbulo blanco que se localiza preferentemente en la médula ósea. Está catalogada dentro de las gammapatías monoclonales, un grupo heterogéneo de enfermedades caracterizadas por una producción anormal de inmunoglobulinas y la aparición de tumores de células plasmáticas.
El mieloma múltiple constituye la neoplasia de células plasmáticas más frecuente. Suele afectar predominantemente a personas de edad avanzada, siendo la media de edad 65 años. Sólo el 15% y el 2% de los pacientes tienen menos de 50 años y 40 años, respectivamente. En España, su incidencia anual en adultos es de 40 nuevos casos por millón de habitantes y año, cifra que representa el 1% de todos los cánceres y el 10% de los cánceres de la sangre.

Existen algunos casos crónicos y asintomáticos, generalmente en las etapas iniciales, que no precisan tratamiento y que pueden permanecer controlados muchos años. En otras muchas ocasiones se trata de una enfermedad que obliga a recibir tratamiento con quimioterapia y que puede alterar la vida habitual del paciente durante muchos meses. Por este motivo los enfermos y sus familiares pueden necesitar de ayuda social y de apoyo psicológico.

El principal síntoma son los dolores óseos, que presentan el 75% de los pacientes. Pueden aparecer en cualquier localización pero los más frecuentes son los que se inician en la columna vertebral y en las costillas. Otras posibles manifestaciones del mieloma múltiple son consecuencia de la falta de glóbulos rojos (cansancio, debilidad, palpitaciones, mareos) o de la alteración del normal funcionamiento de las plaquetas (fácil aparición de hematomas, sangrado de nariz o encías). Además, pueden existir pérdida de peso, infecciones frecuentes, fracturas óseas sin una causa evidente y, en ocasiones, la aparición de verdaderos tumores de células plasmáticas (plasmocitomas).

El 80% de los pacientes de mieloma múltiple presentan osteoporosis, osteólisis (cuando se desgastan y disminuyen una o más áreas de un hueso), o fracturas óseas en el momento del diagnóstico. Las regiones afectadas con más frecuencia son: el cráneo, la columna vertebral, las costillas, el esternón, la pelvis y los huesos largos como el fémur. Una cuarta parte de los pacientes con mieloma múltiple presenta insuficiencia renal en el momento del diagnóstico.
El diagnóstico de mieloma múltiple se basa en la demostración de una cantidad anormalmente elevada de una determinada inmunoglobulina en la sangre o en la orina y un exceso de células plasmáticas en médula ósea. Existen formas “minor” de evolución más incierta o silente.

El pronóstico de los pacientes afectos de mieloma múltiple varía sustancialmente en función de la edad del paciente, del estadio en la detección de la enfermedad, del estado general del paciente, de la presencia de determinadas alteraciones citogenéticas, de si presentan insuficiencia renal grave y, sobretodo, de si responden al tratamiento.
En la actualidad existe consenso en que un paciente con mieloma múltiple sólo debe tratarse si existen alguno de los siguientes: hipercalcemia, insuficiencia renal, anemia o lesiones óseas.

La finalidad del tratamiento  (quimioterapia) es siempre frenar la evolución de la enfermedad y mejorar los síntomas ya que, lamentablemente, ninguno de ellos permite su curación. De todas maneras, más de la mitad de los pacientes logra la desaparición de todos los síntomas (remisión completa) o bien de parte de ellos (remisión parcial) con alteraciones analíticas que pueden mantenerse controladas muchos meses o años.
El único tratamiento del mieloma múltiple con posibilidades curativas es el trasplante alogénico de progenitores hematopoyéticos (a partir de un donante compatible). Lamentablemente, la avanzada edad de la mayoría de los pacientes y la elevada toxicidad del procedimiento, hacen que pueda emplearse en contadas ocasiones. Los mejores resultados se están obteniendo con una nueva modalidad de trasplante alogénico mucho menos tóxica, los trasplantes de intensidad reducida. Estos trasplantes, en especial cuando son realizados unos meses después del trasplante autólogo inicial (trasplante en tándem), y estando el paciente en respuesta completa, están ofreciendo resultados esperanzadores.

La radioterapia es muy efectiva para el tratamiento de los dolores óseos y las formas localizadas de la enfermedad.
Como medida complementaria, los bifosfonatos (etidronato, pamidronato, clodronato, celedronato) son agentes que inhiben la actividad de los osteoblastos, células responsables de la destrucción ósea, y favorecen la recalcificación del hueso. Por ello, suelen administrarse una vez al mes y de forma prolongada a todos los pacientes con mieloma.

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