sábado, 28 de marzo de 2015

Sinovitis transitoria de cadera

Se trata de una inflamación de la cadera (en concreto del tejido sinovial) que se resuelve sola en pocos días. Es un proceso benigno, leve y autolimitado.
Es la causa más frecuente de dolor en la cadera en el niño. Por regla general afecta de forma unilateral.
Puede ocurrir entre los 9 meses de vida y la adolescencia pero sobre todo entre los 3 y los 8 años de vida.

La enfermedad fue descrita por Lovett y Morse en 1892 y desde entonces ha recibido numerosos nombres como coxitis transitoria, coxitis fugax o coxitis serosa simple.
La causa de la enfermedad continúa hoy día sin conocerse.
Sin embargo, se ha relacionado con alguno de los siguientes procesos:
  1. Una infección inespecífica vírica de vías respiratorias superiores, faringitis u otitis media. Esta asociación se ha encontrado en el 70% de los casos.
  2. Un antecedente de traumatismo, caída o golpe. Esta asociación se ha encontrado entre el 17 y el 30% de los casos.
  3. Una predisposición alérgica. Esta asociación se ha encontrado entre el 16 y el 25% de los casos.
El niño puede andar, pero con la pierna semiflexionada, para atenuar el dolor. Está sin fiebre y con buen estado general. Remite espontáneamente en unos 7 a 10 días. Mejora con el reposo, la aplicación de calor local y los antiinflamatorios (ibuprofeno). Los niños con varios episodios, al igual que los que no mejoran en el tiempo señalado, deben ser estudiados. Esto se debe a que en un pequeño porcentaje de casos puede ser el inicio de una enfermedad de Perthes.
La sinovitis transitoria se caracteriza por un dolor en la cadera, ingle o cara anterior del muslo, que empieza de forma aguda, acompañado de cojera y movilidad limitada, en un niño que se encuentra sano.
En ocasiones se acompaña de fiebre baja, raramente superior a 38º C.
Los síntomas disminuyen de forma gradual en unos días o semanas. La media de duración es de unos 10 días, si bien puede alargarse el proceso hasta 8 semanas.
En ocasiones la sinovitis puede volver a producirse al cabo de un tiempo. Esto ocurre en el 17% de los niños.
Es importante descartar otras enfermedades más graves que podrían provocar una sintomatología similar (la enfermedad reumática, la enfermedad de Perthes, la displasia de Meyer o la epifisiolisis proximal de fémur o la artritis séptica de cadera). Para su diferenciación utilizamos el protocolo de Kocher, específico para el manejo del dolor de cadera en el niño.
El tratamiento está enfocado a disminuir la inflamación de la cadera. Por ello se recomienda el reposo hasta que el dolor cede y la movilidad se recupera. Los antiinflamatorios como el ibuprofeno ayudarán a controlar las molestias y acelerarán el proceso de curación. En casos de dolor muy severo puede estar indicado el ingreso hospitalario para colocar una tracción cutánea en las extremidades (figura), que alivia el dolor de la cadera, y para administrar medicación antiinflamatoria pautada.
Excepcionalmente, si se produce un derrame intenso en la cadera puede ser necesaria una aspiración del líquido articular.
Se trata de una enfermedad autolimitada que cura sin secuelas en la mayoría de los casos. Si el proceso inflamatorio ha sido muy importante o repetido, puede existir una estimulación de las zonas de crecimiento de la cadera y provocar que ésta se haga algo más grande. Esto se conoce como coxa magna pero no produce ningún trastorno funcional.
El problema principal de esta enfermedad es que puede confundirse con otras enfermedades.


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